Querido blogonauta,
Llevo un par de días dándole vueltas a qué voy a hacer este próximo curso. Proyectos no me faltan (tengo cerradas algunas conferencias y talleres), el problema es que lo hago gratis (por amor al arte, vaya). Así pues, tengo que pensar en cómo ganarme el sustento.
Me gusta la docencia y a ello querría dedicarme, pero después de enviar mi curriculum a varios centenares de colegios y no recibir, en la mayoría de los casos, ninguna respuesta de ningún tipo, he decidido olvidarme de la educación formal por el momento.
El siguiente y evidente paso es el de la educación que vive de la reglada (y aunque suene mal, que se beneficia de las dificultades de aprendizaje de sus alumnos). Me estoy refiriendo al universo de las academias, las clases particulares y ese híbrido sediento de beneficios (obtenidos a veces de manera cuestionable, como veremos a continuación) que son las empresas que coordinan a profesores particulares.
Ay, blogonauta, si piensas que voy a dar nombres, estás muy equivocado. Quien haya topado con ellos sabrá a quiénes me refiero. Por otra parte, ese tipo de negocio está a la orden del día, sólo que esta vez aplicado a educación. Nihil novum sub sole!
Pero empecemos.
En septiembre del año pasado ya tuve mi primera aproximación al mundo academil. Eché unos cuantos curricula (no muchos, la verdad) en unas pocas academias del lugar en que vivo. Por supuesto, no me llamaron de ninguna. Me presenté a mí misma como docente del campo de las humanidades que podía impartir clases de apoyo de Lengua, preparar exámenes de Historia, Historia del Arte, Historia de la Música… y dar clases de apoyo de un par de idiomas.
En mayo lo volví a intentar de cara al verano: esta vez por mail porque estaba monopolizada por los trabajos y exámenes de la universidad. Mandé unos treinta mails a diferentes academias. Nada, ni una sola contestó. Sospecho que ni abrieron mis mails. Por eso soy muy escéptica con la autocandidatura por mail.
Ahora voy a repetir la jugada… pero en persona. Quiero cubrir unas cincuenta academias. No pido mucho: busco un trabajo a tiempo parcial y sé que si quiero otra cosa no son las academias el lugar adecuado.
Tenía dudas acerca de si se hace o no contrato en estos lugares. Al parecer, suele ser mercantil. Bueno, hace tiempo asumí que me tendría que hacer autónoma para trabajar en el mundo de la educación. Lo positivo, por verlo de algún modo, es que al ser menor de treinta años pago menos.
Encontré información muy útil acerca de las tarifas medias y el tipo de contratación en este hilo de forocoches (¡cuánta sabiduría he encontrado entre sus foreros! Ante cualquier dilema académico-laboral siempre tienen un hilo abierto con múltiples respuestas).
Y aquí acerca de si conviene hacerse autónomo o no para trabajar en las academias. Supongo que al final lo que ofrecen estos sitios son lentejas: o las tomas o las dejas. Después de todo, hay cien detrás esperando su turno para ocupar el puesto.
En resumen: parece que mi aspiración del año va a ser trabajar en una academia. ¿Lo conseguiré o también este sector esta paralizado y no genera ni un mísero empleo?
Ahora tocan las clases particulares… para muchos serían la primera opción por delante de las academias (por motivos económicos obvios- siempre que se pueda prescindir de intermediarios, mejor). A mí nunca me han gustado mucho las clases particulares. Impartirlas, claro. Básicamente porque eso de cobrar «en negro» siempre me pareció, en cierto modo, estafar al Estado y no ser una buena ciudadana… Pero viendo el respeto que se tiene hacia el ciudadano honrado en este país por parte de los de arriba, me estoy planteando muy mucho poner algunos carteles para sacar unas perras. Después de todo, ¿cuánto se puede sacar? ¿Me llegaría siquiera para pagar el bonobús? Ciertamente, si ando con tantos remilgos, no llegaré a ninguna parte.
Sin embargo, el mundo de las clases particulares está más que saturado. Cualquier estudiante de carrera o incluso bachillerato se considera a sí mismo profesor en potencia y se lanza a la piscina. El boca a boca es también factor fundamental… habrá que tenerlo en cuenta.
He sabido que existen portales supuestamente gratuitos (ahora explicaré por qué esta presunción) donde puedes poner una anuncio buscando alumnos. Ya me registré en dos o tres de esas páginas y rápidamente comprobé dónde está el truco: en una, para que tu anuncio «suba» hacia arriba y no se quede abajo y nadie lo vea, tienes que mandar un mensaje de texto por móvil a un número que te cobrará, tranquilamente, un par de euros. En otras páginas, te cobran esa cantidad por poner tu número de teléfono en el anuncio (te dicen que es sólo para validarlo y comprobar que es correcto, pero se ve el negocio a la legua).
Al final habrá que confiar en la farola de toda la vida.
Y precisamente porque las clases particulares generan tan pingües beneficios dentro del mundo de la economía sumergida, el paso siguiente era hacer un negocio mucho más sutil que el de las páginas web gratis que te cobran dos euros por subir tu anuncio.
Se trata de todas esas franquicias y empresas (repito que no diré nombres) que se erigen en intermediarias entre las familias y los profesores. Su sistema de funcionamiento es el siguiente: te inscribes en su página web (en general muy bien montada), rellenas un cuestionario indicando tu disponibilidad y materias a impartir… y cuando tienen un alumno que necesita alguna asignatura que tú puedes impartir te mandan un mail. A ti y a los otro ochenta que dais Lengua. Si te vienen bien los días y la zona tienes que darte prisa por contestar y «quedarte» con el alumno.
Pero obviamente la empresa tiene que sacar algún beneficio de la mediación: de lo que tú ganes, ellos se quedan un pequeño porcentaje. Creo que me parece justo, puesto que te consiguen el alumno. No tengo demasiadas pegas en cuanto al sistema en abstracto. Además, la familia paga a través de cheques (no hay dinero de por medio) y la empresa te lo ingresa cada mes en tu cuenta.
Parte fea: que haya una empresa de por medio no quiere decir no haya dinero «negro». A veces hay facturas (depende de la empresa), a veces no. Entonces te encuentras cobrando lo mismo o incluso menos que cuando dabas tú las clases particulares y te buscabas los alumnos. En este sentido, resultan muy esclarecedores estos hilos de la web buscaoposiciones: uno, dos y tres.
Y llegamos ya a la vuelta de tuerca de este negocio.
OJO: lo que voy a decir a continuación sólo lo sé a ciencia cierta de una de estas empresas. En ningún momento pretendo insinuar que las demás hacen lo mismo (de hecho, se supone que lo que voy a contar a continuación es la «seña distintiva» de esa empresa concreta-como si fuera algo de lo que sentirse orgulloso).
Lo que escribiré en las siguientes líneas lo he sabido por mí misma. Nadie me lo ha contado. Que cada uno saque sus propias conclusiones. Yo, a veces, aún tengo dudas y me preguntó si hice bien en desentenderme del asunto…
Hace ya bastantes meses (tantos que ni me acuerdo de cuando ocurrió) supe de la existencia de esas empresas de clases particulares que funcionan principalmente por internet y de las que ya he hablado. Comencé a registrarme, un poco a mansalva, y en general todas contactaron conmigo por mail para confirmarme que me había registrado. Sólo una lo hizo por teléfono. En esta última me dieron la bienvenida y me comentaron que, además de profesora particular, podía ser coordinadora de profesores. Me pareció interesante la idea, más si cabe porque por fin podría poner un trabajo cualificado en mi curriculum (bueno, he dicho «trabajo», pero en principio ya imaginé que sería gratis, a lo voluntariado, vamos. La cosa era peor que trabajar gratis).
La persona que me llamó se mostró muy atenta, dándome todo tipo de detalles y diciéndome que si me interesaba podíamos vernos, hablarlo en persona y mostrarme en directo cómo se gestionaba todo. Me pareció bien. Me comentó que para ser coordinador había que pagar una cantidad (creo recordar que había que pagarla cada uno o varios años, ese detalle lo he olvidado). No le di más importancia al tema y preferí esperar a ver si merecía la pena.
Nos reunimos en un pequeño local de la empresa (o alquilado por ella) donde me atendieron muy bien, todo sea dicho, y estuvimos hablando largo y tendido. Me explicaron los orígenes de la empresa, cuáles eran sus objetivos, valores, organización… Me comentaron que del dinero que generaba cada profesor por clase la empresa se quedaba un porcentaje. Eso ya lo conocía y como he dicho antes me pareció normal.
Hasta aquí me estaba entusiasmando mucho con la idea de ser coordinadora y contribuir a una educación personalizada, teniendo en cuenta las dificultades de aprendizaje del alumno, sus circunstancias personales, etc. Entonces, llegó el tema de los coordinadores. Me explicaron que su misión era buscar alumnos y profesores y ponerles en contacto. Es decir, que si me llamaba la familia X pidiendo un profe de química, yo tenía que contactar con un profe de química de mi base de datos para que ver si le interesaba dar clase al niño de la familia X.
El coordinador ha de buscar los alumnos y los profesores, aunque puede pedir ayuda-profesores particulares- a otros coordinadores de zonas cercanas (se supone que cada coordinador se hace cargo de una zona determinada, por ejemplo un municipio del norte de Madrid). Para buscar los alumnos has de servirte de material que te da la empresa (aunque la impresión, si no recuerdo mal, corre de tu cuenta) y distribuirlo por donde y como Dios te de a entender, amén de servirte de todos los recursos que pone a tu disposición internet. Y el boca a boca, claro. Vamos, que tienes tarea de comercial. Incluso puedes ir a los colegios y explicar a qué te dedicas.
En cuanto a buscar profes, lo mismo: pones anuncios en internet, facultades, conocidos… Cuando una familia te llama, has de ir a su domicilio para ver qué necesidades pedagógicas tienen. Después, les buscas los profes que necesites y has de hacer un seguimiento del alumno.
Como véis, no es moco de pavo la tarea y si se quiere hacer en condiciones implicaría muchas horas (ir a poner carteles, a colegios, a ver a las familias, contactar con potenciales profesores, anunciarse en internet, etc) y dinero (carteles, moverte por la ciudad). Pero como decía quien me lo explicó: «sacarás beneficio según el tiempo que le dediques».
¿Y las condiciones de trabajo de este puesto de coordinador? La realidad es que nadie le contrata. Todo va a comisión. Si tu profesor particular da clase, tú te llevas un porcentaje de esa clase (no recuerdo cuál, pero no llegaba ni mucho menos al 40%). Si no tienes profesores ni alumnos, no ves ni un euro, así te patees toda tu ciudad e imprimas 1000 carteles o tarjetas personales. Como he dicho antes, es un trabajo de comercial, educativo, pero un comercial y ganas en función de cuánto «vendes».
Supongo que la gracia de esto, para compensar el tiempo invertido, sería ser profe particular al mismo tiempo, en cuyo caso un porcentaje de tu dinero por hora iría al coordinador que te facilite el alumno. A mí en todos estos meses (ya casi un año) no me ha salido ni una sola clase que dar. Vale que soy de letras, pero puedo impartir muchas asignaturas.
En este punto de los coordinadores comencé a tener sensaciones raras: la persona que me entrevistaba decía que harían falta miles y miles de coordinadores para poder asistir a todos los estudiantes que necesitasen clases de apoyo. Vamos, dejaba claro que tenía un gran afán expansionista. Y después veréis por qué.
Me dijo que un coordinador podía hacer a su vez coordinadores y que se llevaría parte de lo que el segundo coordinador se llevase a su vez. Es decir, yo soy X y hago a Y coordinador. Y tiene a Z dando clases de mates y se lleva un pequeño porcentaje por esa clase. Yo, a mí vez, me llevo un pequeño porcentaje también de las clases que imparte Z. Y Z también puede hacerse coordinador y tener profes que le generen comisiones, etc, etc, etc.
La cosa se comenzó a poner muy abstracta. Me preguntaron si trabajaba en otro sitio por el tema de las fiscalidades. Como estaba desempleada y no cobraba subsidio no había mucho problema. Hasta que llegues a los 600 euros no tienes por qué darte de alta como autónomo ni declarar nada, indicaron. Me dijeron también que lo honrado es declarar desde el primer euro, pero que menos de 600 euros era una cantidad irrisoria y no hacía falta.
La entrevista, llegados a este punto, se terminó para mi sorpresa. Digo para mi sorpresa porque no se tocó el tema de esa cantidad de dinero que yo tenía que pagar para hacerme coordinadora: ¿se estaban ahorrando esta información para el momento en que cerrásemos el trato?
Porque lo que a mí me dijeron por teléfono, que no en persona, fue que tenía que pagar 120 euros (si no recuerdo mal; la cantidad excedía los cien euros en cualquier caso) para hacerme coordinadora y que esta cantidad la tenía que renovar al cabo de algún tiempo (uno o dos años, no recuerdo bien). Que no se me explicase en la entrevista para qué eran estos 120 euros ni quién se los quedaba me daba algo de mal rollo.
Quedamos en que me lo pensaría y me fui, animada por las buenas impresiones generales (aunque con algunas nubecillas grises). Pero llegué a casa y comencé a pensar y a consultarlo con más gente. Después de explicar el funcionamiento de esta empresa me dijeron que me informase sobre estafas piramidales y negocios multinivel y sacase mis propias impresiones.
Busqué mucho por internet y se me planteó la sombra de una duda muy razonable. ¿Cuál era el objetivo final de la empresa? ¿Dar clases y sacar dinero de ahí o hacer coordinadores a mansalva? Porque a 120 euros el coordinador y con las ansias expansionistas que tenía la persona que me entrevistó, haced cuentas de lo que se podían sacar. Y nadie me explicó en ningún momento en concepto de qué se pagarían esos 120 euros ni quién se los llevaba (¿el coordinador que me «contrataba»? ¿Un alto mando que yo desconocía? Ni siquiera sé si la empresa tenía sede física u oficinas en alguna parte. En su web no aparece nada de esto, sólo un teléfono de centralita).
Al final decidí pasar del tema por varias razones:
1ª: si la empresa no fue concebida como una estafa piramidal o un negocio multinivel de oscuras intenciones, a largo plazo podía acabar siéndolo si el objetivo primigenio era hacer coordinadores o si la idea de negocio degeneraba con el tiempo por la vía rápida de los 120 euros.
2ª: haciendo cuentas, por mucho que empapelase mi ciudad y reclutase profesores y me recorriera media comunidad autónoma, tardaría, fácilmente y en el mejor de los casos, 6 meses en recuperar esos 120 euros, a lo que habría que sumar, durante ese tiempo, gastos en cartelería, flyers y demás métodos para anunciarme.
3ª: el no saber si me obligarían a hacer más coordinadores (a modo de objetivos de venta). La idea de los coordinadores no me gustó mucho porque me parece muy propia de estafa piramidal y no me hubiera gustado implicar a más gente (lo mismo esta empresa en unos años es investigada y se llega a la conclusión de que hace cosas ilegales, a saber).
4ª: una cosa es estar desesperada por tener un trabajo cualificado y otra PAGAR POR TRABAJAR sin cobrar nada a fin de mes, sin seguridad social, sin ser siquiera autónoma, SIN GARANTÍAS DE RECUPERAR 120 EUROS MÍSEROS.
Conclusión: si me gustan las clases particulares, me las buscaré por mi cuenta o a lo sumo a través de una academia que exista físicamente. No quiero saber nada de porcentajes, ni coordinadores, ni empapelar ciudades… Sólo quiero un trabajo honrado, aunque sea modesto, sin miedo a si el negocio acabará degenerando en algo ilegal. Además, en las estafas piramidales el que sale perdiendo siempre es el que está abajo. Y estoy harta de que, además de estar abajo, saquen tajada de ello.
Ahí queda esta información para ti, blogonauta. No te he dado nombres, pero esa empresa existe y si estás metido en el mundo de las clases particulares acabarás sabiendo quiénes son. Por supuesto que hay empresas de clases particulares que no recurren a estos tejemanejes de comisiones a varios niveles. Todo está en informarse un poquito por la red y reflexionar con sentido crítico para tomar decisiones que no creen problemas a largo plazo. Yo en este caso no lo vi claro a largo plazo y preferí no perder el tiempo y el dinero… y quizá algo más.
Vale.